Sillares almohadillados con info

Los Sillares Almohadillados, en especial los de la Península Ibérica

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EL SILLAR ALMOHADILLADO

No sé si alguna vez os habéis fijado en un sillar almohadillado romano, tan escuadrado y tan bien moldeado. Los podremos ver en muchas fortalezas, torres, murallas, puentes y algún que otro acueducto. Son una seña de identidad. Cuando los veo en algún momento, automáticamente me suenan las campanas y digo: «¡Roma estuvo aquí!».

De facto, cuando se analiza si un puente es genuinamente romano, debían estar presentes tres elementos: un tablero plano, arcos de medio punto y sillares de opus quadratum, con frecuencia almohadillados. No obstante, no todos los puentes romanos seguían esta regla. Véase, por ejemplo, el puente romano de Aosta (Italia).

Luego, viajas, miras, lees y observas y te das cuenta de que este tipo de sillar no fue exclusivamente romano; su origen fue anterior y vuelve a aparecer en la arquitectura medieval y renacentista, con funciones o finalidades añadidas. Véase esta interesante entrada: Almohadillados de sillares en la web: Tesauro. Historia Antigua y Mitología.

Bueno, lo primero que debía hacer es presentar a nuestro personaje.

DEFINICIÓN DEL SILLAR ALMOHADILLADO

Se trata de un sillar con una protuberancia. En la cara vista sobresale una parte de la piedra del plano vertical del muro donde está insertado, como enmarcada, adquiriendo, a veces, la forma de algo parecido a una almohada. De allí viene su nombre.

Realmente esa almohada no siempre tiene ángulos rectos, ni formas geométricas definidas, a veces aparece un mazacote sin labrar. En este último caso se suele hablar de un sillar almohadillado rústico.

Los tipos de sillares almohadillados son muy variados. A los rústicos se unen los que tienen aspecto de tabla, los que tienen ingletes, forma de diamante, de semiesfera, etc.

De facto, si carecen de labra, salvo en las caras donde se juntan con otros sillares, no me atrevería a hablar de un sillar propiamente almohadillado. Para que sea almohadillado es preciso que hubiera una intención de darle una forma o una estética determinada a ese saliente. De lo contrario muchos sillares poco labrados y especialmente los ciclópeos podrían entrar dentro de la categoría de los almohadillados y esto puede confundir.

En alemán se define como Bossenwerk el aparejo en el que aparecen sillares almohadillados. Bosse viene del francés bosse que significa chichón o joroba y Werk es aparejo. Así que, ¡mira por dónde! también podríamos hablar de aparejo de chichones. Los franceses llaman a este aparejo “maçonnerie en bossage” que suena mucho mejor. Los ingleses utilizan igualmente el “bossage”, como término extranjero, aunque lo pronunciarán [bɒseɪdʒ], los italianos tienen el bugnato, que es un sillar tallado.

Buckelquader sería el término genérico alemán usado para estos sillares almohadillados. Quader significa sillar y Buckel, chepa o joroba –como la bosse francesa-.  La verdad es que hablar de un sillar jorobado no suena bien en castellano. Luego, el idioma alemán (dicho sea de paso, soy medio alemán) también tiene sus Kissenquader o Polsterquader (Kissen es cojín y Polster colchón), que ya se asemejan a nuestro vocablo y son más precisos.

UTILIDAD DE LOS SILLARES ALMOHADILLADOS

¿Y para qué sirve esta peculiar forma de los sillares almohadillados?

Pues he visto muchas opiniones que se pueden clasificar en dos grupos: las que abogan por que tuviera exclusivamente una finalidad estética y las que hablan de su posible aplicación funcional o práctica.

LA FUNCIÓN ESTÉTICA

SILLARES ALMOHADILLADOS EN EL RENACIMIENTO

No hay duda de que los silares almohadillados que resurgen en el Renacimiento (véanse varios palacios italianos como el Pitti de Florencia, el de Carlos V en La Alhambra de Granada o el Hospital de Tavera en Toledo) tienen un objetivo meramente estético, donde se produce un juego de luces y sombras que hace las delicias de los fotógrafos actuales.

SILLARES ALMOHADILLADOS EN MONUMENTOS CARTAGINESES O ROMANOS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

Retrocediendo unos cuantos siglos, centrándonos en la península Ibérica, los sillares púnicos: Carteia (San Roque, Cádiz), Doña Blanca (El Puerto de Santa María, Cádiz) y el Alcázar de la Puerta de Sevilla (Carmona, Sevilla) y los romanos, tan numerosos: acueducto de Tarragona, puente de Alconétar, puente de Alcántara, murallas de Tarragona y un larguísimo etcétera, parece que también persiguen un efecto visual, aunque podrían tener otra explicación. Personalmente, me inclino más por el aspecto estético. Véase la foto que acompaña a esta entrada donde aparecen varios de estos sillares.

LA FUNCIÓN PRÁCTICA

Si pensamos en la utilidad práctica de estos sillares, sobre todo en los más antiguos, de los cuales se citan ejemplos en Oriente Medio y en Grecia, se piensa que los canteros debían prestar especial atención a lo práctico, por lo que donde tuvieran que juntarse unos sillares con otros las superficies debían ser lisas, mientras que las caras vistas o la interior no precisarían de esta labra. Por otro lado, si se mantenía la cara interior sin labrar, ayudaría a que junto al relleno de tierra y guijarros la muralla ganara solidez.

Otra hipótesis vertida se relaciona con la construcción y es que al tener salientes los sillares almohadillados resultaría más fácil elevarlos con ayuda de sogas, que se podrían aferrar mejor a la piedra.

Cuando nos fijamos en algunas fortalezas medievales en las que aparecen estos sillares almohadillados surgen otras dudas sobre su función. ¿Tendrían algo que ver con mejorar la defensa de las murallas?

En este caso también se han formulado hipótesis sobre que dificultaría la aplicación de escalas de asalto a la muralla o que las piedras lanzadas por catapultas -no hablamos aún de cañonazos- podrían rebotar y no impactar con toda su fuerza.

ALGUNAS FORTALEZAS MEDIEVALES CON SILLARES ALMOHADILLADOS

Comenzando con lugares fuera de la península Ibérica, entre estas fortalezas medievales podemos mencionar, entre otras, dos francesas: Carcassonne (especialmente la Puerta de Narbona) o Aigües- Tortes. El hecho de que en la fortaleza de Belvoir (Israel) apareciera este tipo de aparejo ha hecho pensar que fueran los cruzados quienes reintrodujeran esta técnica en Europa. No está claro. Pensemos, para rizar el rizo, que en la base de la Giralda de Sevilla (torre almohade) han aparecido sillares almohadillados o que en el castillo de Usón (Huesca), también de origen musulmán, el almohadillado es la tónica en sus muros. Por otro lado, en Lérida, en el subsuelo de la calle Anselm Clavé veremos lienzos con sillares de este tipo que se corresponderían con la muralla medieval cristiana de Lérida. Estos sillares vuelven a aparecer en el castillo de Ascó (Tarragona), recientemente restaurado, -ver la fotografía de portada-, que fuera templario y posteriormente hospitalario.

Téngase en cuenta, que en algún caso construcciones medievales podrían haber reutilizado sillares almohadillados romanos, algo que no parece que haya sucedido en los ejemplos aludidos en el anterior párrafo.

CONCLUSIÓN

Sea como fuere, demos por válidas una, varias o ninguna de las hipótesis vertidas, los sillares almohadillados no nos dejan indiferentes, tienen un gran encanto y están allí para que los descubramos.

¡A viajar!

(C) Luis del Rey Schnitzler