El idioma tartesio. Las estelas con escritura del sudoeste
Estela de Siruela. Museo Arqueológico Provincial de Badajoz
El llamado idioma tartesio
Seguramente se trate de uno de los capítulos más interesantes relacionados con la cultura tartésica, por cuanto la aparición de la escritura por vía de los colonizadores orientales, fenicios y griegos, al final de la Edad del Bronce, permitió una comunicación mucho más efectiva en todo tipo de ámbitos, el comercial, en primer lugar, pero también en el religioso-espiritual. Las estelas del sudoeste representan según Virgilio Correia “as Termópilas da esperança de uma chave decifratória”[1] para ese enigmático idioma, que se hablaba en el sudoeste peninsular en algún momento a principios de la Edad del Hierro.
Las escrituras paleohispánicas
Son varias las escrituras paleohispánicas, previas a la aparición del latín en la península, que se han identificado:
- Una ESCRITURA DEL NORESTE (también llamada levantina) que sirvió para plasmar la lengua de los íberos que habitaban el área de lo que actualmente es Cataluña, El Rosellón, la zona oriental de Aragón y la mitad septentrional de la Comunidad Valenciana.
- Una VARIANTE CELTIBÉRICA de la anterior, que utilizarían los celtíberos del interior, en torno al Sistema Ibérico.
- Una ESCRITURA DEL SUDESTE, del área levantina más meridional, adentrándose hacia el interior (la parte meridional de la Comunidad Valenciana, la Región de Murcia, Albacete y Andalucía Oriental. Tendría grandes similitudes con la siguiente a partir de la cual podría haberse originado.
- Una ESCRITURA DEL SUDOESTE, que abarcaría, en principio, todo el territorio meridional occidental peninsular, es decir, el Algarve y el Bajo Alentejo, Andalucía Occidental y otras áreas limítrofes.
Al margen de éstas, habría otras, más difíciles de clasificar, por lo que no se tratarán aquí[2]. No está claro cuál de ellas fue la primera, aunque muchas voces apuntan a que fue la escritura del sudoeste.
Como dato curioso podemos remarcar que una gran parte del interior peninsular, prácticamente toda la mitad noroccidental hasta la costa, carecería de escritura hasta la llegada de los romanos. En esta zona son escasísimas las huellas de epigrafía paleohispánica encontradas, pudiendo su aparición ocasional estar relacionada con contactos comerciales o de otro tipo, que las gentes de un lado llevaran a cabo con las del otro.
¿Descodificadas?
La ciencia paleográfica que intenta desentrañar el significado de las palabras convertidas en símbolos gráficos es fascinante y por lo que he podido comprobar, tremendamente compleja. Con respecto a la escritura del sudoeste se lee en diversas fuentes que se ha conseguido descifrar el significado de la mayoría de las palabras de su alfabeto o, mejor dicho, semialfabeto. Por el contrario, hay otras más prudentes que reconocen los avances realizados, plantean sus hipótesis, pero consideran que, de momento, sigue siendo un lenguaje no descodificado, por no existir consenso en las propuestas formuladas. En consecuencia, habrá que seguir investigando.
¿Origen fenicio o griego de la escritura?
Aunque la mayoría de los especialistas es de la opinión que la escritura reflejada en las estelas del sudoeste peninsular proviene del fenicio, por vía de los contactos comerciales realizados con la población indígena, también existen algunas propuestas que abogan por su derivación del griego, o incluso las que, hilando más fino, detectan una conjugación entre el alfabeto fenicio y el silábico chipriota (cf. Valério: 2016, 115-116; citando a otros autores).
Su descubrimiento para la ciencia
Las estelas del sudoeste epigrafiadas son conocidas en los círculos académicos desde el siglo XVIII, cuando se dio a conocer una piedra con misteriosas letras aparecida en Alcalá del Río, Sevilla -hoy infelizmente desaparecida, aunque de ella se tenga un dibujo- y, principalmente, a través de un álbum de grabados de los fondos museísticos que Frei Manuel do Cenáculo recolectó en Beja, publicado sobre el año 1791[3]. En él se mostraban siete estelas con escritura prerromana. En este caso, según dejó constancia Frei Manuel, provendrían de los términos municipales de Ourique y Almodôvar en el distrito de Beja, en el Bajo Alentejo. Como si la mala suerte no quisiera dejar de acompañarnos, de estas siete estelas, hoy seis están en paradero desconocido y sólo una, la denominada Ourique II, se expone en el Museu Regional de Beja. Da la casualidad de que esta estela es una de las mayores descubiertas por medir puesta de pie cerca de dos metros.
Su distribución geográfica
Hasta el día de hoy se conocen aproximadamente 90 estelas con escritura del sudoeste (de Hoz: 2010, 354-355; Valério: 2016, 116)[4], de las que el 90% se han localizado en Portugal, en el Bajo Alentejo y en el Algarve; y 8 en España, 3 en Andalucía y 5 en Extremadura. De las andaluzas dos han aparecido en Sevilla (Alcalá del Río y Villamarique de la Condesa) y una en Puente Genil (Córdoba). Entre las extremeñas, de Badajoz proceden las de Medellín, Castro de Capote (Higuera la Real), Cabeza de Buey y Siruela, y de Cáceres la de Almoroquí. Las pacenses están en el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz y la de Almoroquí en el Museo de Cáceres. La estela de Villamanrique se conserva en el Museo Arqueológico de Sevilla. La de Puente Genil se encuentra en depósito en el Museo de Málaga.
Un dato importante y revelador es que no se ha localizado ninguna estela con epigrafía del sudoeste ni en la provincia de Huelva ni en la de Cádiz, es decir, salvo las sevillanas, no han aparecido más estelas de este tipo en toda el área nuclear de Tartessos.
No sólo en estelas, también en grafitos
A las estelas debe añadirse el conocimiento de algunos grafitos compuestos de letras, localizados en este caso especialmente en el área española: en el Cabezo de San Pedro de Huelva; en el yacimiento de El Carambolo en Camas (Sevilla); en el Cerro Macareno de San José de la Rinconada (Sevilla) o en Medellín (Badajoz); (Mederos y Ruiz: 2001). El problema de estos grafitos es que son textos fragmentarios cortos, con pocos signos gráficos, lo que dificulta no sólo su interpretación sino también su adscripción a uno u otro signario paleohispánico, incluso directamente al fenicio.
Lo que nos queda y dónde
De las 90 estelas conocidas 10 están perdidas. Un dato esperanzador, no obstante, es que en las últimas décadas han aparecido nuevas estelas –la última en Loulé (Faro) en julio de 2018- con más combinaciones de símbolos gráficos que permiten estrechar cada vez más el círculo para desvelar su significado.
Más de la tercera parte de estas estelas se encuentra en depósito en el Museu Nacional de Arqueología de Lisboa, una docena se localizan en el Museu Regional de Beja (Museu Rainha Dona Leonor), cuatro se exponen –como ya se ha dicho- en el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz. En Almodôvar, en el Museu da Escrita do Sudoeste (MESA), hallaremos un museo monográfico enteramente dedicado a este interesantísimo tema. Muestra 25 estelas, entre originales del concelho de Almodôvar y copias de las más representativas, incluso de alguna dada por perdida. Expone diversas teorías sobre su uso y significado. Las demás estelas se encuentran más repartidas en otros museos e instituciones que se pueden consultar en la tabla al final de esta artículo.
Estela da Abóbada (réplica). Museu da Escrita do Sudoeste, Almodôvar, Portugal
La mayoría de las estelas portuguesas se han localizado en el término de Ourique (Beja), seguido muy de cerca por las estelas de Almodôvar (Beja) y Loulé (Faro), que juntas superan a las de Ourique. Estos dos municipios comparten la Serra do Caldeirão, que en muchas publicaciones se considera el epicentro de este fenómeno.
¿Dónde se originó esta escritura en la península Ibérica?
Surge una pregunta necesaria en cuanto a por qué se han encontrado tantas estelas en el sur de Portugal y tan pocas en Andalucía Occidental, cuando, en teoría, debía haber sido al revés, si consideramos que el primer contacto con la escritura de los colonizadores fenicios se daría en las provincias de Cádiz, Huelva y Sevilla. Las evidencias arqueológicas, sin un análisis más profundo, parecen apuntar a que esta escritura nace en el sudoeste y se propaga hacia el este.
Los expertos opinan, sin embargo, que estas evidencias no tienen que reflejar necesariamente una “realidad histórica” (de Hoz: 2010, 356) y puede haber existido una escritura intermedia, una prototartesia, que se fraguara en los albores del siglo VIII y se plasmara fundamentalmente sobre objetos perecederos, como tejidos, pergaminos, madera o incluso cera (cf. Valerio: 2016, 143) -a los que habría que añadir los vegetales, como el papiro[5]– y menos sobre soportes duros como la piedra o la cerámica. Las evidencias de esta escritura habrían desaparecido junto con los materiales que les servían de soporte. Se habría transmitido a toda la periferia de Tartessos, a Extremadura, a Andalucía Oriental –donde confluiría con la escritura del sudeste- o al sur de Portugal. Valerio (2016, 142) cree que la vía de comunicación hacia Portugal se realizaría principalmente a través de los cotos mineros, tan importantes para la economía tartesia.
¿Contactos comerciales o con el más allá?
La mirada se fija en la Faja Pirítica Ibérica, que se extiende desde Aznalcóllar al oeste de la provincia de Sevilla, cruzando la de Huelva y el Bajo Alentejo portugués hasta Alcácer do Sal, casi a orillas del estuario del Sado. A lo largo de esta franja los contactos para extraer el mineral, transportarlo, intercambiarlo y/o procesarlo por medio de procedimientos metalúrgicos tuvieron que ser frecuentes y para ello la escritura era una herramienta muy valiosa.
Es precisamente en un punto de esta ruta, en el entorno de la Serra do Caldeirão, donde probablemente nace la costumbre de grabar textos sobre estelas pétreas, pero no por ello sería el lugar de origen de esta escritura. Gracias a este uso hoy conocemos algo más sobre el aún críptico pasado tartesio. Aunque esta escritura suele llamarse alternativamente escritura del sudoeste, tartésica o sudlusitana tal vez la mejor definición sea la primera, por englobar tanto a la periferia como al corazón de Tartessos.
¿Qué valor se le daba a esta escritura?
¿Y qué sabemos de estas inscripciones? Tal vez lo primero que debamos preguntarnos es qué valor se le daba a la escritura. No está claro si se expresa más y mejor con imágenes que con palabras. Hoy decimos, tal vez por lo acostumbrados que estamos a leer y a escribir, que una imagen vale más que mil palabras, pero cuando hace unos 2500 años las palabras escritas eran muy escasas, la gente instruída en el arte de la escritura debía contarse con los dedos, una palabra grabada debía tener un valor simbólico especial parecido al que se otorgara a las estelas decoradas de finales del Bronce. Ya no sólo se trataba de comunicarse en el ejercicio de actividades económicas, se podrían rememorar hechos, expresar sentimientos o incluso comunicarse de forma inequívoca con alguna divinidad. Las palabras escritas tenían un poder especial. Valga recordar el aforismo latino: “verba volant, scripta manent”.
El contexto arqueológico en el que han sido halladas
La información sobre el contexto arqueológico en el que fueron empleadas las estelas es aún insuficiente, dado que la mayoría de ellas han aparecido descontextualizadas, reempleadas en construcciones mucho más modernas o tiradas en el campo. Aun así, algunas estelas se han recuperado en el transcurso de excavaciones arqueológicas. Mederos y Ruiz (2001, 101-103) mencionan cinco yacimientos: Herdade do Pego (Ourique); Mealha Nova (Ourique), Villamanrique de la Condesa (Sevilla); Neves (Castro Verde) y Pardieiro (Odemira) en las que han aparecido dentro de necrópolis y en un caso concreto dentro de un hábitat (Neves). Aunque los datos analizados no sean concluyentes, sí parece que con una alta probabilidad las estelas estarían vinculadas al mundo funerario, ya no sólo por dónde habrían sido localizadas algunas de ellas sino también por lo relativamente cerca que estuvieran de necrópolis conocidas.
Su posible datación
A la hora de poner fecha a las estelas, surgen no pocas dificultades. A falta de suficientes contextos arqueológicos con elementos datables (cerámica, restos óseos) y debido a la imposibilidad de hallar similitudes estilísticas con otras estelas fijar una cronología inequívoca resulta complicado. De momento, se suele considerar como la fecha ante quem (antes de la cual debe haberse originado el fenómeno, pero no después) el año 550 a.C., que coincide con la datación más antigua estimada del contexto funerario en el que fue hallada la estela de Medellín (Almagro-Gorbea: 2004, 14). En este sentido también he encontrado una referencia que sugiere una datación mucho más reciente (300 – 200 a.C) de la escritura de estas estelas, basándose en la fecha de emisión de monedas con leyenda púnica (Sauren: 2007, 104).
La forma de las estelas y la disposición de las letras
Aunque la forma de las estelas es muy variada parece que muchas de ellas estaban diseñadas para que fueran hincadas en el suelo, otras podían haber sido utilizadas como cubiertas de sepulturas.
Tampoco hay una pauta única a la hora de disponer las letras sobre la piedra, pero sí es muy frecuente que se coloquen los textos en cenefas o recuadros que bordean la estela y luego se introducen en el interior formando una suerte de espiral, como si de un juego de la oca se tratara. A veces los recuadros con las letras se ubican formando un círculo en los laterales de la estela. Otras veces las letras aparecen sin marcos.
Un sistema semisilábico o semialfabético
Del estudio de la escritura del sudoeste se han sacado numerosas conclusiones. La investigación llevada a cabo por pioneros como Ulrich Schmoll o Manuel Gómez-Moreno[6] publicada en los años sesenta del siglo pasado dedujo que nos encontrábamos ante un sistema semisilábico o semialfabético. ¿Qué quiere decir esto? En un alfabeto cada letra tiene un sonido básico asociado y las letras no representan sílabas enteras, lo que sí ocurre en un silábico. Entonces el semisilábico es una combinación de ambas formas. Esto se da en la escritura del sudoeste, donde las consonantes oclusivas (d, t, g, k, b o p) –las que se pronuncian creando una pequeña explosión con la boca- forman letras en combinación con las cinco vocales elementales. Aparte de estas letras-sílaba en el semisilábico del sudoeste existían letras independientes: las consonantes no oclusivas y las vocales. Otro dato curioso es que, a diferencia de lo que sucedía en la escritura consonántica fenicia, en la del sudoeste sí se utilizaban vocales.
La Estela de Espanca
Especialmente relevante para el estudio del origen de la escritura tartesia es el signario hallado en la Estela de Espanca (Castro Verde, Beja). Es algo más que una estela con grafía tartesia. En dos líneas, situadas la una sobre la otra, aparece por dos veces el alfabeto fenicio al que se añaden otros símbolos gráficos relacionados ya con la escritura tartesia. El hecho de que aparezca repetido este signario se relaciona con la posibilidad de que el superior fuera el del maestro y el inferior, de trazo menos firme, el realizado por un aprendiz. Muy interesante resulta el estudio de un ostracon –una pieza cerámica con inscripciones- hallado en el castro vetón de Villaviejas del Tamuja (Cáceres) en el que se reconocen ordenadas por la misma secuencia varias de las letras del signario de Espanca (Ferrer: 2018). Esta pieza se encuentra en el Museo de Cáceres.
El signario tartesio
De la escritura del sudoeste se han identificado entre 26 y 27 signos que son los que se han usado con mayor frecuencia (Valério: 2016, 117; de Hoz: 2010, 620-621) cuyos valores fonéticos se encuentran más o menos consensuados. Sobre el número total de signos encontrados hay discrepancias. Los caracteres para bi, bu, gu, ŕ, ś o S, hasta donde he podido averiguar, no estarían consensuados. Los signos se escribían mayoritariamente de derecha a izquierda, aunque también se podía encontrar escritura dispuesta de izquierda a derecha. Por esta razón encontraremos letras espejo. En la tabla siguiente aparecen los signos con sus valores fonéticos asociados. He procurado crear las diferentes formas en las que aparecen las letras cuya geometría original es díficil de rastrear.
En este sentido es esclarecedor el comentario de Valério (2016, 117) que apunta al posible uso de diferentes signos para una misma letra/sílaba –lo que se conoce con el término alografía- incluso a las licencias o errores del escribiente, que pretendiera decorar las letras o se equivocara al grabarlas. Bueno, sólo hay que observar las letras de médico de algunos hoy para darse cuenta de lo difícil que tendría que haber resultado implantar una estandarización tipográfica hace unos 2500 años.
¿Origen celta del idioma tartesio?
Algunos investigadores como Koch (2012) abogan por la posibilidad de que el idioma tartesio, que se reflejaba en la escritura del sudoeste, en base a un análisis lingüistico, fuera de origen celta, algo que no sería descartable, dado que es cierto que existió una conexión celta atlántica o si se prefiere un vínculo espacio-cultural entre todos los pueblos europeos ribereños del Atlántico que se hizo notable a lo largo de la Edad del Bronce -a los registros arqueológicos me remito-. Ahora, lo difícil es saber si la lengua por entonces hablada era de raíz céltica o digamos indígena-autóctona.
Para defender la adscripción celta del idioma conectado con las estelas del sudoeste habría que suponer, bien que fueran pueblos de procedencia celta los que las hubieran esculpido, bien que el idioma céltico foráneo se hubiera impuesto entre la población autóctona. Ambas son cuestiones cuyas posibles respuestas exceden del alcance pretendido en este artículo.
Estelas con escritura del sudoeste en museos de la península Ibérica
MUSEO | LOCALIDAD | PROVINCIA / DISTRITO | PAÍS | DIRECCIÓN |
Museo Arqueológico Provincial de Badajoz | Badajoz | Badajoz | ESP | Plaza José Alvarez y Sáenz de Buruaga, s/n |
Museo de Cáceres | Cáceres | Cáceres | ESP | Plaza de las Veletas, 1 |
Museo de Málaga | Málaga | Málaga | ESP | C/ Palacio de la Aduana, 1 |
Museo Arqueológico de Sevilla | Sevilla | Sevilla | ESP | Plaza de América, s/n |
Museu da Lucerna | Castro Verde | Beja | POR | Praça do Município |
Museu da Escrita do Sudoeste (MESA) | Almodôvar | Beja | POR | Rua do Relógio |
Museu Municipal de Mértola (Basílica Paleocristã) | Mértola | Beja | POR | Largo do Rossio do Carmo, 10 |
Museu Regional de Beja (Museu Rainha Dona Leonor) | Beja | Beja | POR | Largo da Conceição |
Museu Municipal Santos Rocha | Figueira da Foz | Coimbra | POR | Rua Calouste Gulbenkian, 70 |
Museu Municipal de Faro | Faro | Faro | POR | Praça Dom Afonso III, 14 |
Museu Municipal de Loulé | Loulé | Faro | POR | Rua Dom Paio Peres Correia, 17 |
Museu Municipal Dr. José Formosinho de Lagos | Lagos | Faro | POR | Rua General Alberto da Silveira s/n |
Museu Municipal de Silves | Silves | Faro | POR | Rua da Porta de Loulé, 14 |
Museu Nacional de Arqueologia | Lisboa | Lisboa | POR | Praça do Império |
Museu de Arqueologia e Etnología do Distrito de Setúbal (MAEDS) | Setúbal | Setúbal | POR | Av. Luisa Todi, 162 |
Almagro-Gorbea, M. (2004). Inscripciones y grafitos tartésicos de la necrópolis orientalizante de Medellín. Palaeohispanica 4, 13-44.
Beirão, C.M. (1986). Une Civilisation Protohistorique du sud du Portugal (I Age de Fer). Paris: De Boccard.
Correia, V.H. (2014). A escrita do sudoeste da península Ibérica: velhos dados, novas teorías e a su importância para o estudo das antigas culturas hispânicas. Portugalia, 35. 77-93.
Ferrer i Jané, J. (2016). Una aproximació quantitativa a l’analisi de l’escriptura del sud-oest. Palaeohispanica, 16. 39-79.
Ferrer i Jané, J. (2018). Estudio complementario 8. El abecedario paleohispánico meridional del ostrakon de Villasviejas del Tamuja. En F. Hernández Hernández y A. M. Martín Bravo (eds.) Las Necrópolis de El Romazal y el Conjunto Arqueológico de Villasviejas del Tamuja (Cáceres). 433-447
Gómez-Moreno, M. (1962). La escritura bástulo-turdetana. Madrid: Ediciones de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos.
Gonzalves da Mota Nunes Barros, B. (2014). Frei Manuel do Cénaculo e os primórdios da museologia em Portugal. A Oração do Museu de 1791 e o álbum Lápides do Museo Sesinando Cenaculo Pacence [tesis de máster]. Universidade de Lisboa. Faculdade de Belas-Artes.
Hoz Bravo, J. de (2010). Historia lingüística de la Península Ibérica en la Antigüedad. Madrid: CSIC.
Koch, J.T. (2012). Tartessian as Celtic and Celtic from the West: both, only the first, only the second, neither. En D. Le Brise Aires Linguistiques Aires Culturelles. Études de concordances en Europe occidentale : zones Manche et Atlantique. Brest: Centre de Recherche Bretonne et Celtique. Université de Bretagne Occidentale. 77–92.
Matriznet: http://www.matriznet.dgpc.pt/matriznet . Recurso en línea. [Catálogo on-line de bienes muebles pertenecientes a museos bajo la administración central del Estado Portugués, tutelados por la Direção-Geral do Património Cultural o, entre otros, las Direções Regionais de Cultura do Norte, Centro y Alentejo].
Mederos Martín, A.; Ruiz Cabrero, L. (2001). Los inicios de la escritura en la Península Ibérica. Grafitos en cerámics del Bronce Final II y fenicias. Complutum, 12. 97-112.
Mullerus, Carolus [Karl Müller] (1860). Anonymi. Scymni Chii, ut fertur, Orbis Descriptio [Periegesis]. Geographi Græci Minores. Vol. 1. Paris. 196-237.
Sauren, H. (2007) – Acta Paleohispanica IX. A review of the Semitic Inscriptions. BAEO. 43.. 103-149
Schmoll, U. (1961) Die südlusitanischen Inschriften. Wiesbaden: Otto Harrassowitz.
Untermann, J. (1997). Monumenta Linguarum Hispanicarum [MLH]. Wiesbaden: Dr. L. Reichert.
Valério, M. (2016). Reflexões sobre a origem e formação da escrita paleo-hispânica do sudoeste e o seu lugar na história dos sistemas de escrita. Palaeohispanica, 16. 115-151.
[1] Trad. del autor: Las Termópilas de la esperanza de una llave descifratoria. Cf.(Correia, VH. (2014). A escrita do sudoeste da península Ibérica: velhos dados, novas teorías e a su importância para o estudo das antigas culturas hispânicas. Portugalia, 35. 77-93. Pág. 80. Alude al famoso paso en Tesalia, Grecia, donde los espartanos contuvieron al ejército persa de Jerjes I.
[2] Por ejemplo, Valério (2016) asigna a la grafía de la Estela de Espanca un valor aparte, al identificar en ella un nuevo sistema, mezcla entre la escritura del sudoeste y la del sudeste.
[3] Ver copia facsímil de este catálogo en Gonzalves da Mota Nunes Barros, B. (2014). Frei Manuel do Cénaculo e os primórdios da museologia em Portugal. A Oração do Museu de 1791 e o álbum Lápides do Museo Sesinando Cenaculo Pacence [tesis de máster]. Universidade de Lisboa. Faculdade de Belas-Artes.
[4] Se han elaborado varios corpus de estelas, siendo un referente los de Beirão y Untermann. Cf. Beirão, C.M. (1986). Une Civilisation Protohistorique du sud du Portugal (I Age de Fer). Paris: De Boccard y Untermann, J. (1997). Monumenta Linguarum Hispanicarum [MLH]. Wiesbaden: Dr. L. Reichert.
[5] Aunque la planta no creciera por entonces en España, los fenicios podrian haber traído papiros de Oriente. No he encontrado referencias a estudios palinológicos o paleobotánicos que analicen esta cuestión.
[6] Schmoll, U. (1961) Die südlusitanischen Inschriften. Wiesbaden: Otto Harrassowitz. Gómez-Moreno, M. (1962). La escritura bástulo-turdetana. Madrid: Ediciones de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos.
(C) Luis del Rey Schnitzler (2018-2019)
No comments yet.